En los últimos días he intentado responder todos los mensajes de felicitación que he recibido por la concurrencia de varias circunstancias: el premio al mejor abogado en Derecho Digital, otorgado por el Colegio de Abogados de Barcelona en el seno del Digital Law World Congress, los 25 años de dedicación a esta especialidad y la apertura de mi nuevo despacho.
Hace 25 años estas felicitaciones habrían llegado por carta, teléfono, télex, fax o telegrama. Hoy es una locura, ya que pueden llegar, además, por llamada al móvil, SMS, correo electrónico, Whatsapp, Twitter, Facebook, Linkedin, blog y otros medios, lo cual dificulta dar respuesta a todos los mensajes.
Quiero reiterar ahora mi agradecimiento a todas las personas que me han ayudado durante estos años, empezando por mi padre, que me regaló el ZX81 con el que aprendí Basic y que ahora me regala cada día su compañía, aunque ya no esté.
A todos los que son, o alguna vez han sido, clientes de mi despacho.
Hace 25 años muchos de ellos iban con bata blanca y hablaban un lenguaje que sólo comprendía un 1% de la población. Durante la burbuja tecnológica llevaban tejanos y hablaban de capital semilla y rondas de financiación. Ahora no paramos de hablar de redes sociales y de la oportunidad que nos han dado para aprender de nuestros hijos.
A todos los que son, o alguna vez han sido, miembros de mi equipo.
Con una mención especial a Assumpta Zorraquino, que se integró en el despacho en 1990 y Carlos Pérez Sanz, que se integró en 1991.
Gracias a todos ellos por aguantar mi presencia y a mi familia por aguantar mis ausencias.
A modo de tributo a Blade Runner podría decir que en estos 25 años he visto cosas que no creeríais: ataques de ciberpunks a servidores BBS más allá de los 1200 baudios, correo sin spam, cerca del puerto 25, secuencias de varias teclas para crear un acento, discos floppy de 5 pulgadas y cuarto grapados a los autos, jueces que pensaban que el plagio se comprobaba comparando los discos y no su contenido, alarmas de fin del mundo por el efecto 2000, mientras veíamos a los programadores de Cobol renacer tras su jubilación, accesos al BOE con un Minitel, negociar un contrato frente a una pantalla de fósforo verde, billetes de avión para asistir a un congreso virtual…
Todos esos momentos se perderán, como lágrimas en la lluvia. Es hora de bajar de las nubes. O de guardar mis recuerdos en ellas.
Gracias a todos.
No solamente el reconocimiento es harto merecido, sino que, además, ha sido emocionante leer este “agradecimiento”. Enhorabuena y gracias.
Muchas gracias, Javier
Esto está lleno de Javieres 🙂
Enhorabuena por el cambio, sin duda exito no te va a faltar.
Muchas gracias, Javier
Gracias Javier, ha sido un placer! Lo sabes
Xabier, soy Israel Hernández. Un placer haber compartido contigo poco pero intensos momentos. Nos cruzaremos en un futuro, lo se!., esto no es tan grande y Barna está a tiro de AVE. Un abrazo!.
Muchas gracias, Israel. Lo mismo digo.